La Historia Se escribe desde la memoria
La historia se escribe desde la memoria del dolor, aun no olvido lo vivido, aun recuerdo mi infancia en el Regimiento Maipo.
Por primera vez contare públicamente lo que viví, aun recuerdo esos días después del 11 de septiembre de 1973, mi memoria tiene grabada esas imágenes del sótano del casino del Maipo. Balas, gritos, camiones militares llenos de gente, caras pintadas ¿Qué pasaba en mi querido Valparaíso? ¿Dónde era la guerra?
Yo vivía a una cuadra del regimiento y frente al hospital naval, pero todos los días almorzábamos en el casino de oficiales del regimiento Maipo. En ese sótano había una especie barco o algo parecido, una mesa de pool, un timón y una clarabolla. Recuerdo cada paso, cada dolor, están grabados en mi mente
Ese jeep paseando por el puerto. En la parte de atrás iba un hombre con sus manos amarradas a la espalda, con esa venda crema en los ojos.
Tenía siete años y aun no puedo borrar de mi memoria lo que vi: bajaron de la parte posterior de un camión militar a cuatro personas, las pararon frente a una muralla del patio del regimiento y las acribillaron. Luego paso un año y vino ese fatídico verano de 1975, recuerdo que quería bajar a jugar al sótano del casino del Regimiento Maipo, eran alrededor de las 02.00 de la tarde, hacía calor, y algo llamo mi atención: una escalera de cadenas estaba resguardada con soldados, era una niña, la hija del capitán, y le exigí a un soldado que me dejara pasar. Nunca pensé que lo que vi le costó la vida a mi padre, el capitán de ejército Osvaldo Heyder. En el suelo había hombres y mujeres atados, no recuerdo sus caras o si estaban heridos, solo sé que estaban amarrados y vendados, apoyados en la pared donde estaba esa red de pescador.
Aun recuerdo los gritos y que mi madre o mi padre, no recuerdo bien, me decían “que estaban jugando”. Después, con los años supe ahí estaban Alejandro Villalobos Díaz, "el Micke y su señora, embarazada de mellizas
Pasó el tiempo y conté todo lo que vi a funcionarios del departamento quinto de investigaciones a cargo de indagar causas de violaciones a los derechos humanos.
Por primera vez contare públicamente lo que viví, aun recuerdo esos días después del 11 de septiembre de 1973, mi memoria tiene grabada esas imágenes del sótano del casino del Maipo. Balas, gritos, camiones militares llenos de gente, caras pintadas ¿Qué pasaba en mi querido Valparaíso? ¿Dónde era la guerra?
Yo vivía a una cuadra del regimiento y frente al hospital naval, pero todos los días almorzábamos en el casino de oficiales del regimiento Maipo. En ese sótano había una especie barco o algo parecido, una mesa de pool, un timón y una clarabolla. Recuerdo cada paso, cada dolor, están grabados en mi mente
Ese jeep paseando por el puerto. En la parte de atrás iba un hombre con sus manos amarradas a la espalda, con esa venda crema en los ojos.
Tenía siete años y aun no puedo borrar de mi memoria lo que vi: bajaron de la parte posterior de un camión militar a cuatro personas, las pararon frente a una muralla del patio del regimiento y las acribillaron. Luego paso un año y vino ese fatídico verano de 1975, recuerdo que quería bajar a jugar al sótano del casino del Regimiento Maipo, eran alrededor de las 02.00 de la tarde, hacía calor, y algo llamo mi atención: una escalera de cadenas estaba resguardada con soldados, era una niña, la hija del capitán, y le exigí a un soldado que me dejara pasar. Nunca pensé que lo que vi le costó la vida a mi padre, el capitán de ejército Osvaldo Heyder. En el suelo había hombres y mujeres atados, no recuerdo sus caras o si estaban heridos, solo sé que estaban amarrados y vendados, apoyados en la pared donde estaba esa red de pescador.
Aun recuerdo los gritos y que mi madre o mi padre, no recuerdo bien, me decían “que estaban jugando”. Después, con los años supe ahí estaban Alejandro Villalobos Díaz, "el Micke y su señora, embarazada de mellizas
Pasó el tiempo y conté todo lo que vi a funcionarios del departamento quinto de investigaciones a cargo de indagar causas de violaciones a los derechos humanos.
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