¿Feminismo o Misandria?
EL FEMINISMO, como concepto, carece de odio o resentimiento hacia el género masculino; el feminismo es el principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre (según la RAE), y —por definición— busca la equidad.
Sin embargo, últimamente la polarización en la ola feminista —específicamente sobre si la convocatoria a la marcha de #8M deben o no ser exclusivamente mujeres— ha ido tomando una tendencia separatista con consignas llenas de discriminación y odio.
Eso ya no es feminismo, no es exigir equidad, es —en parte también— violencia de género en una versión mucho menos dañina quizás, pero sigue siendo eso: un extremo sexista. El término correcto es Misandria.
Misandria es el odio hacia los hombres; su contraparte es la Misoginia, que es el odio hacia las mujeres. Lo que debemos entender y recordar, entonces, es que la lucha hoy no es de género, sino que de clase.
Hoy se lucha para que mujeres y hombres tengan pensiones dignas; para que niñas y niños tengan una educación de calidad; para que enfermas y enfermos tengan salud de calidad.
Es una lucha por dignidad, por el respeto de los Derechos Humanos de mujeres y hombres y todas las tendencias sexuales y géneros que existen y quieren existir. Sin duda, existen reivindicaciones propias de cada género; para eso habrá tiempo una vez que la dignidad se haya hecho costumbre.
Pero, aquí y ahora, las diferencias sexistas deberían ser un problema secundario y de menos importancia a lo que es una demanda transversal. Hoy, no podemos perder tiempo en discusiones sexistas; no mientras nos sigan matando, torturando, mutilando y encarcelando a mujeres y hombres por igual. No mientras estén violando y violentando a niñas y niños por la violencia de Estado que hoy es sistemática, contumaz y transversal; no de género.
La lucha es de todas y todos.
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