En repuesta a Álvaro Corbalán

En repuesta a Álvaro Corbalán
 
Aprovecho a escribirle ahora, porque no lo volveré hacer de nuevo, ya que por lo visto Ud. también está sufriendo de Alzheimer o demencia senil (muy de moda en Punta Peuco) ya que “Olvidó todo y lo que no, también” como Ud dice.
Me presento, soy Cecilia Heyder hija de un capitán de ejercito que su mal llamada “familia militar “asesinó, si tal cual, asesinó.
No me extraña leer su carta y ver que no tiene ningún arrepentimiento del daño que causo a este país que nunca salvó del marxismo como Ud. dice (es raro que de eso si se acuerde), Ud. y sus secuaces sólo sembraron muerte y terror, Ud. “Señor de los Corvos de oro”, no es raro que celebre como un gran logro del país el 11 de septiembre del 1973, de seguro seguirá negando su responsabilidad personal y política en las atrocidades cometidas por la dictadura, pero no importa cuántas veces lo niegue, el pueblo lo sabe, el mundo lo sabe, lo que si me impresiona es la enorme cobardía de sus dichos y la de todos aquellos que hoy están presos y suplicando clemencia como “viejitos enfermitos” para salir en libertad, al igual que lo hizo su general cada vez que fue citado a tribunales y caía enfermo al hospital.
Mi padre y todos los militares que murieron por la lealtad a su pueblo, lo hicieron con la frente en alto, ellos si fueron valientes, usted y sus compañeros de cárcel no tienen una pizca de dignidad, y no sólo morirán encerrados, con sus familias cremando sus cuerpos a mitad de la noche, escondidos por el odio que provocan en los chilenos, con el terror de que sus cuerpos sean robados, para hacerlos desaparecer, sino perseguidos por hombres, mujeres, niños, ancianos que murieron por sus manos, los que fueron torturados hasta no poder más, aún debe recordar como los dejaba, aún debe recordar, como las y los violaba, los quemaba, los electrocutaba, los masacraba...
No le pediré que reflexione, porque sé muy bien que un genocida no tiene remordimientos, pena, ni vergüenza; pero en algo estamos de acuerdo, los pocos que han pagado mínimamente los crímenes cometidos fueron elegidos para pagar, por supuesto que son culpables, pero el resto goza de libertad, dinero, altos cargos y una vida apacible y feliz junto a sus familias, y eso se lo debe a su general que negoció con los que hoy ostentan el poder, él, el más cobarde de todos, dejó que sólo ustedes pagaran y ustedes a su vez ayudan no diciendo la verdad y “olvidando” todo, pues bien, siga pagando por los demás, es su problema. Supongo que de ahí vienen las amenazas que hace ahora a este gobierno, de su mismo sector y de su misma calaña, será para presionar el cumplimiento de alguna promesa.
En fin, le deseo una larga vida y una salud mental impecable, para que nuestros muertos lo persigan hasta el último día de su vida...

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